España Europa

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sábado, 31 de diciembre de 2011

PRESUNTA ESPIA RUSA SIENTA PRECEDENTES AL BURLAR A LOS SERVICIOS SECRETOS BRITANICOS




Es curioso observar cómo cambian los tiempos. Pero, desgraciadamente, prestamos poca atención a estos cambios.
¿A quién se le habría ocurrido antes de las finales de noviembre pasado que la inteligencia militar británica MI-5 podría perder un caso de espionaje, y que el Ministerio de Interior de Gran Bretaña, fracasaría en su intento de deportar a una presunta espía rusa?
¿Quién habría podido imaginar que una ciudadana rusa detenida por sospecha de espionaje a favor de Rusia lucharía por recuperar su buena reputación y recurriría ante los tribunales la decisión del Ministerio del Interior de deportarla? Aun más inverosímil parece el hecho de que un tribunal especial haya investigado el caso y desechado las acusaciones del MI-5, avaladas por el Ministerio del Interior.
Ekaterina (Katia) Zatuliveter ha sentado un precedente que puede ayudar a muchos rusos que han considerado inútiles cualesquiera intentos de luchar contra el MI-5 o el Ministerio del Interior británico. Resulta que todo es posible.
El pasado 29 de noviembre, la Comisión Especial de Inmigración y Apelaciones (SIAC) determinó que no existían pruebas de que Zatuliveter pertenecía parte de los servicios de inteligencia de Rusia, ni había motivos para su deportación.
Recordemos que la ciudadana rusa, Ekaterina Zatuliveter, de 26 años, hizo estudios en Inglaterra y trabajó durante cuatro años como asistente del diputado británico del Partido Liberal-Demócrata ante la Cámara de los Comunes, Mike Hancock.
Hancock es miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE). Zatuliveter acompañaba a su jefe a todas las reuniones, incluidas las de la Cámara de los Comunes y de la PACE.
En septiembre de 2010, Zatuliveter fue detenida en el Reino Unido por sospechas de espionaje. Contra la jóven se dictó una orden de expulsión que Zatuliveter recurrió ante una comisión especial.
El tribunal reconoció que la joven mantenía relaciones íntimas con el diputado, usaba su ordenador y su e-mail oficial y que, “por raro que pudiera parecer, Katia pudo enamorarse del señor Hancock”. “La relación con el señor Hancock fue duradera y auténtica por ambas partes", prosiguió. Pero, según el tribunal, esto no fue motivo para acusarla de espionaje.
Por su parte, Hancock, consideró que todas las acusaciones de espionaje contra su asistente estaban traídas de pelo.
Este asunto salió a la luz pública, pasados varios meses después de que 11 presuntos espías rusos fuesen deportados de EEUU en verano de 2010, incluida la agente 90-60-90 Anna Chapman cuyo nombre mucho tiempo figuró en los medios noticiosos de todo el mundo.
Los servicios de inteligencia de todo el mundo siempre están dispuestos a demostrar que velan por la seguridad nacional y con frecuencia suelen exagerar las dimensiones de la amenaza hipotética.
Los servicios secretos de Inglaterra muestran una sutileza extraordinaria en este ámbito. En 1971, los ingleses realizaron la operación Foot, deportando de una sola vez a 105 diplomáticos rusos, en el 1985, después de la deserción de Oleg Gordievski fueron deportados todos los agentes de la KGB en Londres.
Recordemos también que en 1986 los estadounidenses echaron del país a 80 diplomáticos rusos. En 2001 deportaron a 6 y obligaron a marcharse a unos 45 más.
Pero los tiempos han cambiado. Resulta que ya no es suficiente el mero deseo del MI-5 o el Ministerio del Interior para deportar a una persona. El precedente con Zatuliveter demostró que los anunciados organismos deben motivarlo. Esto evidencia que las relaciones ruso-británicas experimentan serios cambios.
Los clásicos de las novelas de espionaje, como John le Carré, ex funcionario de las MI-5 y MI-6, predicen que el mundo del espionaje será más y más aburrido. Una vez deportados de EEUU los espías rusos, el Guardian publicó una entrevista con John le Carré.
“En mi época los espías tenían una ideología, elegían entre el comunismo y el capitalismo. Por supuesto, hubo también dinero, sexo, chantaje, intrigas entre colegas. Fue como un gran juego de nobleza y barro. Hubo de todo. Pero, al fin y al cabo, espiábamos o por una idea o contra ella.
¿Y ahora qué? Hay que elegir entre Rusia y EEUU, mientras que los dos Estados se van al fondo en las aguas resbaladizas del capitalismo. La única diferencia estriba en la inscripción puesta en el salvavidas”,dijo John le Carré.
Es evidente que el MI-5 afronta hoy tiempos difíciles. En Gran Bretaña residen más de 250.000 rusos y su número continúa creciendo.
En esta situación, resulta imposible descubrir a todos los espías rusos que actúan en Inglaterra.

La dirección del CNI se entera de su desvinculación orgánica de Defensa a través del BOE



La dirección del Centro Nacional de Inteligencia ha conocido su desvinculación orgánica del Ministerio de Defensa y su asignación al Ministerio de la Presidencia a través del Real Decreto de reestructuración de los departamentos ministeriales publicado este jueves en el Boletín Oficial del Estado (B.O.E.), han informado a Europa Press fuentes de los servicios secretos.
   Un día después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunciara la estructura y composición de su Gabinete, el real decreto del B.O.E. ha dado a conocer los detalles de los Departamentos y sus secretarías de Estado.
   En una disposición adicional, informa de que el Centro Nacional de Inteligencia, "queda adscrito al Ministerio de la Presidencia", que dirige la también vicepresidenta y portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría, con lo que deja de depender, como ocurría hasta ahora de Defensa, departamento que dirige desde hoy Pedro Morenés.
   Según han informado a Europa Press las mismas fuentes, el PP no había expresado a la dirección de los servicios de inteligencia su intención de vincularlos orgánicamente a Presidencia ni se lo ha comunicado oficialmente. De hecho, han asegurado que han tenido conocimiento del cambio por el real decreto publicado en el BOE.
   La nueva organización ya se ha plasmado en las tomas de posesión de este jueves, ya que el director del CNI, Félix Sanz Roldán, ha asistido al relevo en el Ministerio de Presidencia, mientras que su 'número dos', la secretaria general, Elena Sánchez, ha acudido al traspaso en Defensa.
   El CNI es el organismo público encargado de facilitar al presidente del Gobierno las informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones.
   Aunque hasta ahora dependía de Defensa, los servicios de inteligencia también trabajan en estrecha colaboración con los Ministerios de Asuntos Exteriores y Cooperación e Interior.
   En cualquier caso, según la Ley 11/2002, de 6 de mayo reguladora del Centro Nacional de Inteligencia, su organización, régimen económico y de personal se desarrolla en régimen de "autonomía funcional" bajo la figura de organismo público con personalidad jurídica propia y "plena capacidad de obrar".
   Esta ley establece que su director, que tiene rango de secretario de Estado es nombrado "por Real Decreto a propuesta del ministro de Defensa", por un mandato de cinco años, "sin perjuicio de la facultad del Consejo de Ministros de proceder a su sustitución en cualquier momento".
   Al margen de la actividad del CNI, Defensa cuenta con el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS), órgano responsable de facilitar a este Ministerio, a través del Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), y a las autoridades militares, la inteligencia militar precisa para alertar sobre situaciones de interés militar con riesgo potencial de crisis, procedentes del exterior.
    Asimismo, es el único órgano de inteligencia en materia de información e inteligencia militar en los niveles estratégico y operacional y puede prestar el apoyo necesario, en su ámbito, a las operaciones. No obstante, el principal servicio secreto, en capacidad, personal y medios, es el CNI.

TENSIONES ENTRE VICEPRESIDENCIA Y DEFENSA CON ZAPATERO

   La pasada legislatura el relevo del director de los servicios secretos fue objeto de tensiones entre Vicepresidencia primera, entonces en manos de María Teresa Fernández de la Vega, y Defensa, dirigido por Chacón.
   En abril de 2009, poco antes de que cumpliera el mandato de cinco años al frente del CNI de su exdirector Alberto Saiz, surgieron informaciones en las que se aseguraba que agentes del servicio de inteligencia acusaban a su director de haber utilizado la institución en beneficio propio, entre otras cosas, por haberse servido de su infraestructura para practicar deportes y cazar en Mali.
   A pesar de la polémica y frente a la oposición de Defensa, De la Vega anunció que el Consejo de Ministros había decidido que Saiz continuara como director. La entonces 'número dos' del Gobierno defendió la labor del jefe de los espías y negó irregularidades en su labor.
   Sin embargo, semanas después, el propio Saiz presentó su dimisión al que era presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, alegando que se marchaba por "responsabilidad con la Institución y sus trabajadores" y para ayudar a evitar su "posible deterioro", pese a la "falsedad" de las acusaciones.
   De la Vega reconoció entonces que "no era responsable" ni "bueno para nadie" que se estuviese cuestionando el trabajo del CNI, aunque no respondió si se arrepentía de haber apoyado la renovación de Saiz.

RAJOY CRITICÓ QUE ZAPATERO NO PACTARA EL DIRECTOR

   Formalmente, el mandato del actual director no expira hasta julio de 2014, aunque puede ser relevado por el Gobierno de Mariano Rajoy, como suele ocurrir cuando hay un cambio en el Palacio de la Moncloa.
   Cuando el Ejecutivo socialista nombró a Félix Sanz Roldán, el ahora presidente criticó que no se hubiera pactado con el PP el nombramiento, ya que estos cargos "deberían ser producto de un acuerdo entre los dos grandes partidos".

SANTAMARIA CAMBIARA AL DIRECTOR DEL CENTRO NACIONAL DE INTELIGENCIA





El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no solo cambiará de adscripción—del Ministerio de Defensa a Presidencia—, sino que también tendrá un nuevo director general, y ese no será Félix Sanz Roldán, que actualmente ocupa el cargo. La decisión la adoptará la vicepresidenta y ministra de la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría, pero no será ahora, como ella misma ha reconocido, sino cuando tenga «suficiente conocimiento» de los asuntos del departamento que dirige.
Este cambio lo anunció ayer la portavoz del Gobierno en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, cuando se le preguntó si pensaba realizar cambios en el CNI. Sin embargo, matizó que este tipo de cosas «hay que hacerlas en su momento y con suficiente conocimiento de los asuntos». Sáenz de Santamaría advirtió que, cuando decida el nombre y el perfil de la persona que asumirá este cargo, «iré anunciando no solo ese cambio, sino los siguientes nombramientos».
La nueva responsable de los servicios de inteligencia aclaró ayer las causas que la han llevado a asumir las competencias de este organismo. La explicación que ofreció es que «la evolución de los propios servicios de inteligencia» aconsejaban este cambio y que el CNI dejara de depender del Ministerio de Defensa. En este sentido, recordó que, por ley, el presidente del Gobierno puede decidir a qué ministerio queda adscrito.
Además, señaló que la Comisión Delegada para Asuntos de Inteligencia la preside quien el presidente decida y que los servicios de inteligencia tendrán a partir de ahora una dependencia «funcional y orgánica» de la Vicepresidencia.